Enero

No quiero para nada para nada pensar en que hoy solo me quedan dos días más de enero y ya se nos termina casi todo el verano.
Hubo tardes de mate, almuerzos con amigos queridos, buenas noticias, mañanas de soledad y lectura. Paseos a la montaña, cosechas de frambuesas, tejidos en el borde de la pileta, música al aire libre. Hubo cineclub, vinitos, caminatas, fotos.
Ahora que lo pienso hubo un montón. Pero como que me costó relajarme porque también tuve actividades con horarios fijos que cumplir, cosa que detesto en vacaciones, y que me sacó un poco bastante de mi eje. Aunque ya lo sabía, volví a comprobar que la energía no se puede poner bien en demasiadas cosas. Si la pones en un proyecto, otras cosas quedan descuidadas y te reclaman. Y de alguna manera siento que me voy cansando de ser una mujer moulinex que todo todo lo tiene que hacer bien, al mismo tiempo y sin parar.
Hace poco descubrí un zuchinni ya crecido en mi huerta y aunque recordaba haber puesto con él las semillas, me di cuenta de que me había perdido todo el proceso de regarlo, desyuyarlo, verlo crecer!
De todas maneras, si me perdí de ver crecer los zuchinnis y los pimientos, es porque otra cosa muy buena andaba haciendo, y de toda experiencia algo se saca. Desde fin de diciembre y durante todos los fines de semana de enero estuvimos trabajando con mi amiga Caro en un proyecto super lindo. Nos armamos un showroom de ventas con cosas nuestras y de algunas amigas, en sus dos versiones, la real y la online! Excelente experiencia y vamos por más! Pero por ahora, un impagable retorno a mi casa, a ordenar, a acomodar, a seguir sembrando y cosechando y conectándome mucho conmigo misma.
Me deseo retomar mis amadas caminatas tempraneras y respirar mucho mucho.