No traigo un Yo de repuesto ni Recetas Salvavidas /Solo un Crónico lanzarme al Vacío

jueves, 22 de agosto de 2013

Emprendimientos Bajo La Lupa

Hola hola!!!!
Interrumpimos este programa para avisarles que la China Martino va a estar dictando una clínica de emprendimientos en Panal!
Yo diría que no se lo pierdan! 
Info en la foto:




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El acolchado de Sol

¿Qué nos puede dejar un día que empieza a las seis de la mañana con el almuerzo ya preparado?
Cosas buenas, seguro. Y ya que estamos, yo quiero aportar  mi granito de arena, asi que aprovecho para compartir, no digo un tutorial porque no me considero una experta, si no más bien una experimentadora, pero si un paso a paso de como hice el acolchado para la cuna de Sol.
Como ya conté acá, tenía guardado desde hace tiempo el comienzo de lo que pretendía ser un acolchado para la cama de Clara pero que al final no fue.
O sea que la parte de cortar los cuadraditos de papel cuadriculado (en mi caso usé hojas de Billiken lo cual no recomiendo salvo emergencias como en mi caso) del tamaño que queremos que quede el cuadrado de tela, cortar la tela un cm cuadrado más grande e hilvanarlo al papel, se las debo. Cualquier duda me preguntan.

 [el hilo de bordar que me mandó mi tía Tachi de Bs. As. Gracias.]

Lo que tenía, entonces, era una parte de los cuadrados ya cosida, y el resto de los cuadrados ya hilvanados. Asi que empecé por armarlo. Para esta parte, antes de coser todo, hay pensar el diseño que queremos, armarlo en el piso o mesa a modo de prueba y una vez que nos gusto y sabemos bien por donde va la cosa, darlos vuelta de a uno, y numerarlos para que al momento de coser no hagamos lío con el orden.
 

Después empezamos a coser cuadradito por cuadradito, revés con revés, hasta tener la pieza unida.
Ya podemos sacar con mucho cuidado los papelitos y empezar con la parte más linda para mi: apoyamos la tela que nos quedó sobre una guata del mismo tamaño, y empezamos el quilteado, con hilo de bordar.

[acá se puede ver cada cuadrado hilvanado al papel y numerado]


Para no desviarme de la buena senda, yo uso cinta de papel para marcar por donde quiero quiltear. Sé que hay lápices especiales, que deben ser buenísimos porque te permiten quiltear con formas no rectas, pero acá no consigo. No recomiendo usar lápiz común; una vez lo hice porque me dijeron que salía muy fácil al lavarlo y no fue así para nada!




Para terminar decidí unir todo con un bies. Elegí para la parte de atrás una rayadito rosa y blanco, primero porque fue lo único potable que encontré en el pueblo y segundo porque al final me encantó! Como todavía no aprendí a usar la máquina, y estaba muy apurada como para aprender, me fui a lo de mi amiga Caro y me lo cosió ella mientras yo le cebaba mate. Y acá un gracias gigante porque me dedicó un tiempo que no le sobraba para nada!

 [Así quedó. Falta una lavadita y planchado]

[La parte de atrás]

Siempre pienso en cómo lo que voy tejiendo o cosiendo va quedando impregnado de los momentos que voy viviendo mientras lo hago. Las charlas, las interrupciones, la música, las risas, algún grito. El sol de la siesta sentada afuera con el canto de los pájaros o el fueguito porque hace mucho frio. El mate, obvio, siempre presente. Estoy convencida de que el resultado esta lleno de toda esa vida. En este caso sentí no solo un montón de amor por estar haciendo un regalo de bienvenida al mundo para la beba de mi amiga, algo que la va a abrigar y acunar, si no una alegría y un placer inmensos. El plus fue sentir el circulo de mujeres involucradas que participaron ayudando con el diseño, con la entrega y con la costura. Clarita, mi tía Lia que lo llevó, mi amiga Caro que lo terminó, esa tela Beatrix Potter que usé que era de la chichonera de Anita (que es ahijada de mi amiga) cuando era bebé pero que nunca usé...todas esas manos de amor nutriendo un regalo que algún día va a contar otras historias unidas a todas éstas.

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lunes, 19 de agosto de 2013

Sigo

Sin lavarropas día #yanomeacuerdo
Estuve lavando sábanas. 
En cualquier momento me tatúo unas lagrimitas bajo los omóplatos y otras en la cintura, para reflejar la realidad de mi espalda.
La mala noticia es que las enjuagué para el orto, agachada en el patio y lo más probable es que estén bastante llenas de jabón.
La buena es que descubrí el mejor método de centrifugado a mano de sábanas que existe. Levantás la sábana chorreando, la colgás en la soga por la mitad y empezás a retorcer, tipo tirabuzón!  Si, ya sé. Debo ser el mono 101 del lavado a mano, pero esta vez me salvó y estoy contenta.



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lunes, 12 de agosto de 2013

La vamos llevando, parece

Además de lavar ropa a mano y otros menesteres, estuve tejiendo bastante para Kuarasi (en Paraná) , Arroparte (en San Esteban),  y para La Mano del Artesano (en el Camino de los Artesanos).
En el interín se me fueron acumulando proyectos y pedidos personales, como un gorro para una amiga antes de que se vaya el frío o arreglar "esta mantita que me regalaron asi descosida" antes de que nazca el bebé de otra, o el chalequito con la flecha del avatar que le quiero hacer a Milo antes de que crezca demasiado, o....un proyecto abandonado hace demasiado por falta de objetivo claro, pero que ahora lo encontró y además tengo una semana para terminarlo para aprovechar que alguien viaja y me lo lleva!!!
Hace como cuatro años, después de hacer almohadones varios para todo el mundo y un cubrecuna para mi sobrina nieta (WTF??) decidí empezar un acolchado quilteado para Clarita que obviamente nunca terminé. Cuando llegué a un tamaño que no era ni un  tercio del total, me di cuenta de que para cuando lo terminara, tanto rosa y floreadito ya no iba a ser muy del agrado de la criatura. Y como empausarle el crecimiento no aparece entre mis superpoderes, y el fracaso que se perfilaba era demasiado, finalmente lo abandoné en un rincón de mis canastos de labores.
Hasta hace unos meses, cuando mi amiguísima Mariana decidió bajarse de los tacos, revolear los expedientes, abandonar los tribunales y cambiar un rato su profesión de abogada por la de ser mamá. A una altura de la vida en la que yo había asumido que por ese lado no iba a ser tía postiza, de pronto y con mucha emoción, llegó Sol. Y ahi me acordé del acolchado, que con unas vueltas más, tenía el tamaño perfecto de una cuna, o de una de esas mantitas para que los bebés jueguen en el piso, y que cuando crecen y duermen en cama, se ponen a los pies.
Anoche  la rescaté de su exilio en el ropero nuevo, y con ayuda de Clara la re diseñamos, y mientras ella cosía la mantita para Simón, yo empecé a armar los cuadrados del acolchado de Sol. Para la parte final sí o sí voy a tener que usar la máquina de coser. Veremos si lo logro o si consigo ayuda.
Por ahora voy recordando con dolor lo que era pincharse la aguja entre el dedo y la uña más de tres veces seguidas y visualicé a  mi amiga Lorena, que se ponía cinta de papel en los dedos para no mancharlos con los pinchazos!!








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martes, 6 de agosto de 2013

Asumo o me resigno. No me queda claro Y no me importa.

Les aviso que por ahora me voy a volver un poco temática.
Con el lavarropas.
Si antes me quejaba de que mi vida parecía estar regida por el ritmo que intentaba imponerme el colegio, sin dudas ahora esta cien por ciento regida por los ciclos de lavado. Los de la semana; no los del aparato. Que igual, son largos o cortos. Pero sin centrifugado. El centrifugador en la semana no está y me las tengo que arreglar sola.
El sábado fue el cumple diecisiete de Anita. Además de la torta doble, esta vez se me ocurrió que para estar más tranquilos al momento de sacarlas del horno, con la gente ya en casa, mejor podía amasar las prepizzas durante el día y asi ya tenerlas listas a la noche.
 La jornada empezó a las nueve y media. Anita y Clara se hicieron cargo de la segunda mitad de la torta y yo me dediqué a una salsa de tomates muy grande que hice en la paellera de mi abuela con cebollas rehogadas, zanahorias ralladas, tomates deshidratados licuados y tomates frescos cubeteados. Hemos tenido ocasiones en nuestra vida de familia, aunque muy pocas, de salsa de tomates de botella. Incluso creo que de jugo Tang también. Horror. Pero bue. Soy adaptable. Esta vez ni se me cruzó. Al mediodía empecé con el bollo de dos kilos de masa, que por supuesto fue poco, asi que más tarde cuando creía que estaba a punto de terminar y poder barrer y pasar el trapo, tuve que agarrar el kilo y medio más de harina que me quedaba y empezar de vuelta con otro bollo. Hasta acá todo más o menos previsible. Digamos, es lo que me había propuesto. Pero obvio, apareció un imprevisto, y ahora van a ver que no me fui al pedo por las ramas. Bueno, no tanto.
El viernes, ya harta de lavar ropa a mano, mandé a Clarita con un bolso de ropa para lavar en el lavarropas de mi mamá. Igual no fue tan brillante mi idea, porque no sé que hizo mi mamá pero la cosa es que el primer lavado volvió a casa limpito pero chorreando agua dentro de una bolsa de plástico amarilla que mi mamá me encargo devolverle por favor. Ok. Para eso la lavaba en casa. Casi. Igual gracias. Fue bueno mientras duró. Me faltaba el segundo lavado, que había quedado allá. Volvamos al sábado. Estaba en medio del amasado y se me ocurre pedirle a Clara que la llame a la abuela y le recuerde que me ponga el lavado asi él lo buscaba  a las seis para colgarlo acá en casa. Y  ahi me enteré de que el segundo lavado había vuelto a casa sin lavar, nunca entendí por qué (y ya no quiero saberlo, no me expliques, dejá!) y estaba en el auto.O sea que además de todo lo que me había propuesto para el cumple, tuve dos lavados de uniformes, blanco y de color, que no pude posponer porque tenían que estar para el lunes.








Lo del lavarropas al final no era solo la correa, si no también los rulemanes. No vamos a comprar otro por ahora. No vamos a arreglarlo tampoco. Uno nuevo es demasiado. Tenemos la tarjeta pero ocuparla con las cuotas de algo tan caro no nos gusta mucho. Arreglarlo en cambio es más barato pero hay que pagar en efectivo. No da.
En fin. Dije que era adaptable? Exacto. Esta mañana asumí la situación y escoba en mano me dediqué a barrer, limpiar y ordenar el lavadero/panadería, que entre los infructuosos intentos de él de ver que le pasaba al aparato, y la amasada de pizzas para veinte personas del sábado, era un roña. Como para incentivarme un poco más, y para ocupar el espacio de otra manera, priorizando palanganas y pileta de lavar. Y la verdad que ahora me siento mucho mejor, con todo ordenadito y prolijo.
Vamos a ver cuanto me dura.  Además todavía no me animé a las sábanas, que se me están acumulando en un canasto
Pero saben que? No me importa. No es el fin del mundo.

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