No traigo un Yo de repuesto ni Recetas Salvavidas /Solo un Crónico lanzarme al Vacío

lunes, 24 de febrero de 2014

Ya?

Para desconcierto de algunos y alegría de otros, mi huerta va diciendo otoño.
Y mi cocina, por supuesto y como siempre, aplaude y ovaciona de pie.



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viernes, 21 de febrero de 2014

Y la vida es un carnaval.

Ayer pasé el día en Cordoba porque la tuve que llevar a Clarita al osteópata. Fuimos muy temprano con una amiga que me llevó en el auto (millones de trillones de gracias Caro!!!) y aprovechamos para pasar la mañana con nuestras hijas que viven allá; yo con la mía, ella con la suya. Le llevé a Abril un estante de madera para la cocina que le hizo el papá y que la hizo saltar de alegría, y la acompañé a la facultad a  averiguar de una carrera. La cosa es que la carrera se estudia solamente en universidad privada, pero lo bueno es que por ser una carrera nueva, o medio rara, o no sé que, el gobierno otorga becas que cubren casi el total del costo mensual. Todo muy bonito hasta ahi. Pero resulta que como nosotros lamentablemente no podemos mantener a nuestra hija y por lo tanto ella tiene que trabajar, y lo hace en blanco, no puede aplicar a la beca. Claro que su sueldo le alcanza muy raspando para pagar el alquiler, expensas, impuestos, comida...Y claro que los chicos que no trabajan y sí pueden aplicar a la beca, en su mayoría son mantenidos por sus padres. Me consta. O sea, estoy penduleando entre la bronca y la angustia de la injusticia y obviamente haciendo mil cosas para tratar de ayudarla. Porque no pienso quedarme lamentándome si no accionar y resolver.
En fin, que pasamos un día diferente, que trato de seguir siendo optimista porque si no la vida sería pura negrura, que encontré el departamento de mi hija más lindo que la última vez y que eso es en gran parte gracias al ingenio, el reciclado y la generosidad de personas que regalan cosas que ya no usan para que otros las puedan disfrutar.









lunes, 17 de febrero de 2014

Elecciones

Volví a lavar las sábanas. A mano, claro. 
Las estuve llevando a lo de mi mamá durante el invierno; pasa que tardaban demasiado en volver. Y dos veces se las llevó para lavarlas en su casa la señora que la ayuda, y la verdad, odié. No me gusta que otro me tenga que lavar la ropa. Igual que no me gustaría que otro me haga la cama. No sé. No me va y punto.
Así que aprovecho el calor, la palangana en el pasto, el rico olor del jabón. Y le doy.
Mi espalda, destruida.
Pero que llegue la noche y las sábanas ya estén durmiendo dobladas y perfumadas en el cajón de la cómoda, no tiene precio.





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lunes, 3 de febrero de 2014

Tampoco








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No sé por que sonrío en la foto. Debo ser como Doña Ubenza.
Ésto fue el doce de enero, día del cumple de él. 
A mi me estaba a punto de venir, y venía arrastrando cansancio extremo desde fin de noviembre.
Pero no importó.
No estaba para recibir gente una vez más, limpiar la casa antes, volver a limpiarla después. Cocinar, lavar vajilla antes de usarla y volver a lavarla después. Mover sillas, poner mesas, estar presentable, sonreir, picar cebollas y tener las uñas despintadas. Si, dije despintadas. Porque me las pinté para Año Nuevo y como no tengo quita esmaltes, quedaron así, tipo empapelado arrancado.
Pero no importó.
Y se hizo todo igual. Y al día siguiente fue que me tuve que tomar la bendita pastilla que me dejó flotando en las nubes.
Y tampoco importó.
Y bueno.


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