Y entonces el domingo se llenó de colores

Veníamos mal con el fin de semana desde el sábado. Imposible remontarlo; y por lo que vi, fue algo medio colectivo. Pero me limito a nuestra propia experiencia. Porque no fui yo sola en casa la que expresó aburrimiento y desgano al cubo. Nada nos venía bien. Ni salir a caminar, ni tejer, ni leer, ni ver pelis, ni chatear, ni regar, ni tomar mate, ni charlar. Nada. Embole absoluto. Hay un cuento de H.P.Lovecraft que se llama "El color que cayo del cielo". No se trata de un color lindo ni positivo, si no todo lo contrario.Un color que arruina y deprime y enloquece y pudre. Bueno, así me sentía yo. Me arrastré por la casa haciendo lo que había que hacer; que la ropa, que los platos, que la cama, etc etc. Cuando estuvo todo listo me seguí aburriendo un poco más, pero en una casa ordenada. Así llegamos al domingo. Domingo es igual a peor que sábado.
Pero de pronto empezaron a emerger los que habían dormido en casa. Ganas de cocinar almuerzo? Cero. Hambre? Y si! Bueno. Panqueques? De maicena? Pero son casi la una! Con salteado de verduras y queso? Pero yo estoy con el té y las tostadas. Y bueno, yo con la sopa....Y asi, no sé cómo, la cocina se llenó de colores. De gente, de ruidos, y aromas. Cuando decidimos algo espontaneo y vamos todos para el mismo lado, es como mágico. Un momento  normal que hubiese pasado desapercibido de no ser por los contrastes.
Moraleja: Gracias contrastes! Gracias aburrimiento!
(???????)