El lunes hubo asado/ truco de hombres y yo me quedé en casa con dos hijas y una olla de puchero. Clara tenía tarea y Anita estaba haciendo trámites on line para su viaje; no daba hacer noche de peli las tres en el sillón, así que en un arranque de encontrar algo para hacer, y supongo que un tanto sugestionada por la influencia de la japonesa que anda revolucionandolas a todas con su promesa de orden mágico y eterno en los hogares, me dispuse a ordenar el cajón de las remeras de
él.
Yo ya entendí que la japonesa dice que hay que hacer todo de una vez y sus razones tendrá; no sé cuales, porque no tengo el libro y tampoco me lo pienso descargar porque
debería ir al oculista no me gusta tener pegado el culo a esta silla más tiempo del necesario. Pero yo no tenía toda la noche, ni todas las ganas y la verdad es que a mi, hacer esos ordenes de vez en cuando, me relaja, me hace bien, me conecta con mi casa y conmigo, y la sensación de victoria que me queda al terminar y que es como si hubiera alcanzado la cima del Everest, no la quiero dejar de sentir.
Conclusión, necesito cultivar cierta cantidad de desorden, para poder después ordenarlo.
Lo siento, japonesa.
Habiendo captado la idea de que la regla es TODO VERTICAL, ataqué el cajón. Tiré todas las remeras sobre la cama, las volví a doblar a la manera propuesta, las perfumé con
Hortensia Lopez Aromas, y las acomodé una por una donde estaban antes. Solo tiré dos. Tirar las remeras de mi marido no es tarea fácil, porque cuando no están aptas "para salir", pasan inmediatamente a la categoría "para trabajar" y de ahí a la categoría "trapo". La tercer categoría por suerte ya no está dentro de mi jurisdicción y solo me tengo que hacer cargo de hacerla llegar a su taller, o guardarme una para la cera de los pisos. Bueno, el tema es que de un cajón que rebalsaba remeras, ahora sobra espacio como para meter varias más. Y cuando digo varias, quiero decir muchas.
Solo había que origamizar un poco la cosa. No sé, digo. Punto para la japonesa.
[En la foto no se ve pero entre la tercer fila y las otras quedó toda una hilera vacía]
[Las tuve que acomodar para que no se cayeran, de tanto espacio que de pronto sobró!]

*La japonesa es Marie Kondo,
con do dedo de frente y es muy linda y está en Google y en YouTube.