En este tipo de estados me encuentro últimamente.
Me levanté de la silla cinco veces para recorrer todo el espacio buscándolo y nada. Me volví a sentar y a tomar mate con la mitad de mi cabeza aullando que me apure porque ya son las siete y veinte de la mañana y así no voy a llegar, y la otra mitad flotando con Philip Glass y susurrando que por algo debe ser, que aproveche, me olvide un rato del tejido y escriba. Y bueno. Claro que al final lo que yo hago es escribir pero cada quince segundos giro la cabeza a ver si aparece el maldito ovillo. Digo, ¿tiene patas? Todo a mi alrededor está perfectamente ordenado. No hay cosas tiradas por el piso ni sobre los sillones. El gato esta afuera y la perra duerme. Ovillo, donde estás?
Ahora estoy empezando a pensar en si ese ovillo alguna vez existió. Si no habrá sido simplemente una metáfora de mis pensamientos. Grises. Que feo, mejor no.
También puede que hayan venido los duendecitos esos que ayudaron a los viejitos zapateros a terminar los pedidos pendientes y estén tejiendo por mi. Si es así ya mismo les horneo galletas de avena. Pero no.
Soy solo yo, un poco sobrepasada de trabajos. Gente que tiene meses para planificar pero te avisa dos semanas antes que quiere todo para ayer. Gente que aprovecha que soy tan madre y quiere ser hija y yo no puedo decir que no. Gente que me necesita genuinamente y yo estoy. Gente que piensa que en realidad lo que hacés no es un trabajo. Esa por lo menos y a esta altura me da una mezcla de risa y pena.
Por suerte, y jamás pensé que iba a decir algo así, hace dos días me suspendieron para más adelante, parte de un encargo. Yo, agradecida. Julio todavía no llegó y ya es mi pesadilla.
Ahora puedo relajar un poco, creo.
Además descubrí que tener un horario de tareas y cumplirlo es la octava maravilla del universo y me ayuda a organizarme y lograr todo en calma.
Ya entendí, por ejemplo, que el límite de gorros que puedo tejer por día sin enloquecer es tres. Con tres solo rozo la locura. Tres y medio me internan con los dedos acalambrados. Ojo, me refiero a ese ritmo repetido en loop constante durante, ponele, quince días.
Para la limpieza de la casa me implementé un diagrama de trabajo con el cual con dos horas por día, generalmente de siete a nueve de la mañana, pero es movible, como hoy, logro mantener la casa completamente limpia y en orden. Y saben que? Lo disfruto. Es poco tiempo, pongo música bien fuerte, tomo mate mientras voy y vengo y hasta puedo contestar algún chat entre aspiradora y lavarropas. Y después me queda la maravilla de una casa perfecta para poder trabajar tranquila. Claro que no incluye lavado de platos, colgada y descolgada de ropa, barrer después de cocinar/comer, etc. Pero ya todas sabemos que eso es parte del paisaje en cualquier casa y a veces, cuando están, lo hacen las hijas o él.
Después está el tema de la comida. Hago prácticamente casi todo. El pan, el yogur, los dulces, la granola y ese tipo de cosas. Una hija almuerza fuera de casa todos los días, asi que tengo que planificar tener algo para que se lleve. La otra, dos días, asi que también. Los desayunos, los hago, y son distintos y bien abundantes, salvo el mio. Las meriendas para que se lleven también. Y obvio algo para picotear a la hora del té, porque él dejó de fumar hace cinco meses y sigue comiendo como un búfalo. Para esto tengo tres recetas comodín que próximamente prometo compartirles, y que preparo cada día y medio porque en casa, como en todas, son marabunta y nada dura lo que yo quisiera.
Éste, entonces, sería mi trabajo número tres. El que elegí, al igual que la limpieza, concientemente hacer este año. Aclaro esto porque la mayoría de las mujeres lo hacen, como yo hacía antes, porque hay que hacerlo y punto. Bueno, les cuento: cuando decidís hacerlo; cuando elegís hacer ésto en lugar de hacer otra cosa, y tenes claro que no hay feriados ni fines de semana ni vacaciones, pero igual lo aceptas, entonces es distinto. Algo les juro que cambia. Ya no hay queja. Es mi trabajo. Lo elijo, me gusta. ¿Que no me pagan? Bueno, la verdad es que no me alcanzarían tres sueldos para pagarle a alguien que hiciera las cosas con la calidad que las hago yo. Y además siento que estoy inviertiendo tanto pero tanto en mis hijas que no les explico lo bien que se siente. Ellas son lo más, me llenan de orgullo. Están creciendo maravillosas, cada una en su etapa y a su manera. Ellas me muestran que hay algunas cosas que debo haber hecho muy bien. Gracias!
Mi cuarto nuevo trabajo es cocinar para mi mamá. Porque ella, parece, no sabe cocinar. Solo fideos, polenta y puré Chef. Ella misma dixit. O sea, lo que fue mi alimentación cotidiana toda mi infancia no? Si, eso. Además le pago las cuentas, voy a la clínica a autorizar las recetas, las busco, las llevo a la farmacia, vuelvo, busco los remedios, se los llevo, me dice que falta otra cosa, y ahí enseguida todo vuelve a empezar! Obvio, también le hago las compras. Con este trabajo tampoco me pagan, obvio, pero estoy pagando karma seguro, lo cual debe ser muy bueno. Sé que debo haber sido mala pero mala en alguna de mis otras vidas. En fín. Me hago cargo y no toco más el tema. Prometo.
Sé que todo suena como un quilombo y que estoy haciendo cosas las 24 hs del día sin parar, pero no. También juego Candy Crush una vez por día seguro (sobre todo cuando alguien que no voy a volver a nombrar me llama por teléfono para hablar la nada variada)! Y lo bueno de tejer es que si hay solcito y no hace frío puedo sentarme afuera, y si no, puedo ver alguna peli o serie en la compu.
Bueno, yo quería contar cómo me organizo, porque desde que me ordené con horarios, la verdad, se me simplifica la vida, pero releo todo y me suena con un tinte a queja que no era la idea. Ésto es solo cuando se juntan los encargos tejidos en estas ventanas de vacación que tenemos los que vivimos en lugares turísticos y entonces hay que aprovechar la oportunidad de venta. Después es todo más relajado.
Habiendo hecho mi especie de catarsis incongruente, me voy ya mismo a encontrar ese ovillo, o en su defecto, a ovillar más lana.
También:
[Tomo mate, tejo y miro partidos. El sueño del pibe!]
[Camino con amigas]
[El Dique San Jerónimo con agua, que lindo!]
[Coso sábanas sábado por la noche, porque me dicen re canchera]
[Veo florecer mis plantas aunque ya sea invierno]
[Me dejo sacar fotos, aunque mucho no me gusta]